PENSAMIENTO SISTÉMICO Archives - Cognitio https://cognitio.com.ar/category/pensamiento-sistemico/ Teoría y método para la organización mental Sat, 18 May 2024 09:05:06 +0000 es-AR hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.7.1 Los problemas no existen; existen hechos https://cognitio.com.ar/los-problemas-no-existen-existen-hechos/ Mon, 11 Jul 2016 21:01:00 +0000 http://cognitio.com.ar/?p=1045 Las consecuencias de disfrazar las causas de los problemas La experiencia diaria nos enfrenta a innumerables situaciones incómodas, frustrantes y adversas que, según su gravedad, [...]

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Las consecuencias de disfrazar las causas de los problemas

La experiencia diaria nos enfrenta a innumerables situaciones incómodas, frustrantes y adversas que, según su gravedad, tienden a alterar y a complicar la vida cotidiana, sacándonos del esquema rutinario habitual. Es así cómo, ante un fenómeno grave e inesperado, tendemos a buscar el pronto restablecimiento de la situación para retomar la rutina conocida.

A partir de ese momento, se cree que el problema se solucionó y dejamos de preocuparnos. En otros casos, la costumbre y nuestra capacidad de adaptación nos llevan a experimentar la sensación de que todo volvió a la normalidad, sin reparar en otra cosa más que en la comodidad del presente.

En general, la gran mayoría de los seres humanos reacciona de esta manera y esta reacción configura, como veremos, un problema mayor. En primer lugar, el fenómeno inesperado que nos complica la vida no se hizo visible en el presente por cuestiones mágicas que responden a poderes sobrenaturales. Por el contrario, el hecho de desconocer su origen, no niega la existencia del encadenamiento de causas, factores o condiciones reales y concretas que generaron el evento adverso.

Precisamente, la fantasía ante los problemas proviene de la negación de su causalidad, sumado al hecho (que sí es un problema real) de que la tendencia de la mente no es a solucionar los problemas sino a cambiarlos. Cambiando los problemas, se cae en el pensamiento mágico de que el problema preexistente se solucionó. En realidad no es así; simplemente el problema dejó de estar presente, sea por un momento o por un lapso prolongado, en la pantalla mental de quien creía padecerlo. Y es así como alimentamos la fantasía de que el episodio adverso no se repetirá.

Además, y contra lo que habitualmente imaginamos, tales fantasías terminan por generar un verdadero despilfarro de recursos en soluciones aparentes. Esto nos lleva al fondo de la cuestión, relacionada con los modelos mentales con que, tanto la mayoría de los educadores en el plano familiar y escolar, como gran parte de los líderes y administradores en el campo laboral y social-comunitario, interpretan y explican los hechos graves y las consecuencias adversas.

Tales explicaciones no siempre escaparon al predominio del paradigma conductista, que apeló a la superficialidad de los modelos sintomáticos para explicar, con la misma lógica, desde un simple resfrío hasta la inmoralidad de la conducta humana. Desde nuestra hipótesis pedagógica, diríamos que los problemas no existen; existen hechos con los que no estamos de acuerdo, ya sea porque resultan adversos o porque interfieren en lo que teníamos previsto o proyectado. Eso que se llama problema, en realidad es el emergente visible de un encadenamiento causal que le dio origen y que no siempre es observable.

Es lo que ocurre ante el padecimiento de una enfermedad que se gestó en el tiempo. En este caso, la enfermedad como problema ya existía en su estado latente; el descuido y la dejadez formaron parte del proceso subrepticio que termina en el último eslabón que emerge en el presente como un obstáculo e impedimento visible. Esto explica por qué, en caso de no existir fuertes padecimientos, la mayoría suele recurrir al médico y buscar soluciones tardías en la fase final del proceso.

Decir que dicho problema empezó a existir a partir del obstáculo actual, responde a una visión lineal y mágica de la enfermedad en cuestión. Pues el impedimento del presente es un simple hecho, un efecto de aquella sucesión causal desatendida en el pasado próximo o remoto. Por eso, una educación que enseñe a pensar ayudaría a cambiar el modelo mental sintomático y a detectar el pensamiento mágico que conduce al despilfarro de recursos invertidos en soluciones aparentes propensas, metafóricamente hablando, a utilizar analgésicos y placebos que terminan por evadir las causas reales.

Una mente lúcida no considera resuelta la adversidad observando y neutralizando solamente los efectos visibles. Ello sería una ingenuidad impregnada de ilusiones. La lucidez mental conduce al observador al dominio cognitivo y a la comprensión de ese encadenamiento causal como condición insoslayable para aplicar de manera eficaz una solución que podrá sostenerse en el tiempo.

El uso debido de la inteligencia, en tales casos, exige la aplicación sistémica de un proceso pedagógico que asegure la formación de habilidades y competencias cognitivas para aprender a superar los modelos mentales del fracaso y la frustración. Ello permitiría, como consecuencia inmediata, disciplinar la observación de los hechos y evitar el ejercicio del pensamiento mágico ante las situaciones y fenómenos adversos.

Dr. Augusto Barcaglioni

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Dos modelos mentales erróneos para responder a los problemas cotidianos https://cognitio.com.ar/dos-modelos-mentales-erroneos-para-acomodar-melones-en-la-camioneta/ Wed, 27 Nov 2013 21:00:00 +0000 http://cognitio.com.ar/?p=213 El sutil equilibrio entre la improvisación anárquica y la rigidez Frente a los problemas cotidianos que la gran mayoría de los seres humanos sufren, la [...]

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El sutil equilibrio entre la improvisación anárquica y la rigidez

Frente a los problemas cotidianos que la gran mayoría de los seres humanos sufren, la respuesta creativa y funcional para llegar a las soluciones, no siempre se hace evidente; algunos optan por la ilusión mágica de que se van a solucionar con el tiempo y otros, más ansiosos e inquietos, buscan con cierta rigidez la seguridad y la certeza para resolverlos en un tiempo acotado y preciso. Es así como, según la naturaleza y características de los problemas, relacionadas con el modo como se presentan, con el tiempo que requiere obtener una solución a los mismos, con la gravedad del hecho y con la urgencia de obtener la solución, se pueden desplegar modelos mentales orientados a la eficiencia, a la improvisación anárquica o a la rigidez.

La habitual expresión de que en "la marcha se acomoda la carga" da a entender que en el cumplimiento de objetivos siempre nos encontraremos con imprevistos o dificultades. Esto lo entendemos todos y lo aceptamos pensando en la lógica complejidad e incertidumbre que nos ofrece un entorno en constante cambio y transformaciones en el que, tanto la previsión absoluta y la certidumbre como la improvisación y la anarquía no son funcionales ni conducentes para lograr los objetivos.

Si bien aceptamos tal evidencia empírica, en el hecho concreto nos encontramos con dificultades que atañen a la idiosincrasia del propio observador. El observador es un sujeto que se relaciona con su medio a partir de sus modelos mentales, paradigmas o enfoques, generados en el trayecto de su historial cognitivo y psico-emocional que, a través de las experiencias vividas y los aprendizajes obtenidos, responderá de una manera creativa, rígida o anárquica.

En unos casos, tales modelos mentales serán funcionales y favorables a la adaptación del mismo sujeto a los cambios del entorno. En otros casos, serán desfavorables y disfuncionales para lograr tal adaptación. Entre estos últimos encontramos la rigidez y la anarquía y que trataremos de aclarar a través de la metáfora de "acomodar la carga durante la marcha".

En materia de "acomodar las cargas" para cumplir con el objetivo de trasladarlas a otro lugar, tenemos que quien lo hace con rigidez, imaginando que todo saldrá de manera ordenada según lo prefijado por un pensamiento lineal, tendrá dificultades cuando aparezcan los "baches" de lo inesperado. Y quien lo hace de manera anárquica y caótica, también tendrá dificultades por la ausencia de una previsión elemental.

Todo ello nos plantea que para llevar a cabo satisfactoriamente los objetivos que nos hemos propuesto, debemos educar la mente para manejar adecuadamente nuestro tiempo y recursos en un ámbito de complejidad e incertidumbre. Ello exige, como cualidad necesaria, la predisposición mental y emocional para concretar el juego sutil entre la flexibilidad y el orden y evitar, al mismo tiempo, los extremos de la rigidez y la anarquía.

Dado que la realidad circundante muestra constantemente sus variaciones y fluctuaciones, una mente rígida o caótica constituyen caminos erróneos que incrementan, respectivamente, el caos o la anarquía en la búsqueda de las soluciones. Entre ambos extremos, el ejercicio de la autonomía intelectual frente a las fluctuaciones del medio constituirá el sutil equilibrio entre el pensamiento mágico de la improvisación y el pensamiento lineal de la rigidez.

Dr. Augusto Barcaglioni

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Enfoque sistémico-cognitivo del éxito y fracaso https://cognitio.com.ar/enfoque-sistemico-cognitivo-del-exito-y-fracaso/ Fri, 29 Jun 2012 18:47:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/06/enfoque-sistemico-cognitivo-del-exito-y-fracaso/   Segunda parte:  Aprender a identificar las bifurcaciones  En nuestra nota anterior dejamos planteada una pregunta quizás difícil de responder pero que debiera introducirnos a la [...]

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Segunda parte: 

Aprender a identificar las bifurcaciones 

En nuestra nota anterior dejamos planteada una pregunta quizás difícil de responder pero que debiera introducirnos a la comprensión y descubrimiento de nuestra capacidad para identificar los propios puntos de bifurcación. Todo el acontecer de la vida humana está signado por la ecuación éxito-fracaso como un proceso transversal que recorre el trayecto de la vida desde la niñez hasta la madurez. Conviene aclarar que nos estamos refiriendo a la sensación de éxito o fracaso, independientemente de qué la provoque, pues lo que para algunos el progreso económico constituye un éxito, para quienes colocan la sensación de éxito en valores superiores, no es más que un simple medio. Igualmente, lo que para unos constituye un fracaso en una determinada área de la vida, no lo es para quienes colocan tal concepto en otras áreas o valores. 


Aunque no nos ocuparemos aquí de la cuestión del contenido axiológico del éxito y fracaso, dado que tendríamos que incursionar en un tema específico de la filosofía, consideramos que el enfoque sistémico-cognitivo de dichos términos debe ser resuelto dentro de la dinámica general (sistémica si se quiere) de la vida personal, pues conllevan y provocan situaciones de discontinuidad y bifurcación. Así, y salvando el contenido axiológico, el beneficio de una fortuna recién heredada discontinúa el estilo de vida del beneficiado, de igual modo como la pérdida de capital lo hace en quien la padece. En ambos casos, estará siempre en juego un proceso de discontinuidad, relacionado con el modo como los involucrados harán posible su adaptación ante las bifurcaciones emergentes. De allí que el enfoque sistémico-cognitivo del éxito-fracaso no puede soslayar el proceso pedagógico de adaptación a los nuevos eventos. 
 
Pues todo ello sólo será posible si el sujeto decide un aprendizaje, dado que tanto las situaciones afortunadas como las hostiles requieren adaptaciones abiertas por la vía de nuevos conocimientos y habilidades. Clausurarse en el dolor del fracaso no es más que una adaptación cerrada por ausencia de aprendizaje. De manera similar, clausurarse en el goce y deleite de un éxito obtenido es otra versión de la adaptación cerrada. 
 
Decimos adaptación cerrada porque clausura, inhibe e inmoviliza (sea por entumecimiento mental ante el dolor o por relajamiento y desmesura ante el placer) la capacidad de intercambio y de autonomía del sujeto frente a su entorno próximo y remoto. Esto explica por qué quienes experimentan los eventos éxito-fracaso sin estar preparados para decidir aprender de las nuevas condiciones, suelen presentar disfuncionalidades en el comportamiento frente a los demás. 
 
A modo de ejercicio de aplicación, si tratamos de observar e identificar situaciones vividas en el pasado y que generaron consecuencias en nuestra vida personal, podríamos discriminar situaciones de impacto negativo y de impacto positivo. Una vez realizado ese listado, recordar y anotar la manera como procedimos a la resolución de las bifurcaciones, cuáles fueron bifurcaciones progresivas y evolutivas (que permitieron un nivel de progreso) y cuáles las bifurcaciones regresivas (que generaron decadencia por falta de resolución evolutiva de la bifurcación). Esta ejercitación podría introducirnos al conocimiento, por vía de la experiencia vivida, de un concepto sistémico de alto valor pedagógico y comprobar nuestra capacidad y habilidad para comprender y optimizar cada punto de bifurcación que a diario nos suceden.
 

Dr. Augusto Barcaglioni
 


(Agradeceremos contestar la breve encuesta semanal, ya que una simple tilde nos permitiría aproximar nuestras notas y reflexiones hacia los 
temas más sensibles y críticos)


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Enfoque sistémico-cognitivo del éxito y fracaso https://cognitio.com.ar/enfoque-sistemico-cognitivo-del-exito-y-fracaso-2/ Thu, 28 Jun 2012 20:42:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/06/enfoque-sistemico-cognitivo-del-exito-y-fracaso-2/ Aprender a crear puntos de bifurcación evolutiva En la presente nota vamos a aplicar a la vida humana, en su versión de éxito y fracaso, [...]

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Aprender a crear puntos de bifurcación evolutiva

En la presente nota vamos a aplicar a la vida humana, en su versión de éxito y fracaso, un tema que se vincula con la pérdida del equilibrio y estabilidad de los sistemas en general y que genera una discontinuidad o bifurcación que, en ciertos casos, puede conducir a la destrucción o al crecimiento del sistema. Este es un tema complejo que pertenece a la teoría de las catástrofes (R.Thom-E.C.Zeeman, 1960; ref. Charles François-GESI) y que adaptaremos para ilustrar cualitativamente la dinámica de la evolución humana en las diferentes instancias de la vida personal y social.

Sin pretender forzar la interpretación de este tema sistémico de base matemática, y ateniéndonos a un sentido amplio, no lineal y pedagógico del mismo, diríamos que cada decisión tomada o situación vivida por el sujeto, necesariamente plantea en su vida un punto de bifurcación hacia nuevos aprendizajes o regresiones. Esto significa que lo experimentado en términos de decisiones nuevas, aciertos, desaciertos, catástrofes, accidentes, enfermedades, voluntarios o no, se comportan como factores de interrupción o ruptura de una continuidad aparentemente estable que se estaba viviendo hasta el momento del nuevo evento.

La multiplicidad de casos o eventos, irrelevantes o trascendentes, que se suceden a lo largo de la vida humana constituyen formas de bifurcación aunque no se las advierta. Esto nos indica que lo que aparece como hecho irrelevante quizás no lo sea o, a la inversa, que un hecho percibido como relevante, probablemente no sea tal. 

Podríamos distinguir dichos puntos de bifurcación según dos situaciones que configuran la relación del sujeto con su entorno próximo y remoto: 

Por un lado, tenemos las bifurcaciones que plantean las situaciones o hechos que se originan independientemente de las decisiones y la voluntad humanas, como los eventos relacionados con catástrofes o hechos no controlables, per se, por el hombre. Frente a estos puntos de bifurcación algunos individuos o comunidades tomarán, o no, la decisión de acceder a un aprendizaje.

Decidir aprender con posterioridad a un evento constituye una optimización evolutiva de la bifurcación. Lo opuesto a tal decisión sería la sensación de fracaso y la anulación de toda posibilidad de accionar evolutivamente frente a las situaciones fallidas. De esto dan prueba los individuos y pueblos que han podido sobreponerse y logrado superar los efectos de catástrofes y situaciones graves, frente a aquellos que no pudieron afrontar la adversidad y disminuir su impacto.

La otra situación en que aparecería un punto de bifurcación surge de la conciencia del sujeto, al promover actitudes adaptativas y adoptar nuevos elementos de superación de la meseta en la que estaba posicionada su inteligencia hasta ese momento. Consiste en configurar en cada instante nuevos puntos de bifurcación, todo ello bajo el influjo de la multiplicidad de casos simultáneamente posibles ante los que el individuo podría adoptar conductas de prevención y/o evolución. Se trata, en este caso, de bifurcaciones que se plantean mediante la intervención de la inteligencia y la voluntad y constituye un nivel de comprensión superior de los hechos y situaciones que rodean al sujeto. 

En tal sentido, cuando el sistema cognitivo-emocional del ser humano está preparado para comprender y enfrentar conscientemente la multiplicidad de situaciones de bifurcación posible, se instala un proceso evolutivo de aprendizaje continuo.

Caso contrario, en ausencia de una actitud consciente y de falta de observación, cada hecho conduciría a un retroceso o inercia, dado que el sujeto, al no poder plasmar procesos de bifurcaciones, podría retroceder en el aprendizaje y en el crecimiento evolutivo de la vida. Este sería el caso de la rutina que, al permanecer en el mismo estado, el sujeto deja de registrar los cambios planteados por los múltiples eventos y sus bifurcaciones. 

Esto nos plantea una pregunta difícil de responder por ahora: ¿somos capaces de identificar los puntos de bifurcación planteados por nuestros éxitos y fracasos y transformarlos en situaciones evolutivas para nuestra vida y la de quienes nos rodean?

Dr. Augusto Barcaglioni

Link: aprender a identificar las bifurcaciones 

 

 

 

 

 

 

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El origen de la entropía y del desorden social https://cognitio.com.ar/el-origen-de-la-entropia-y-del-desorden-social/ Tue, 26 Jun 2012 20:38:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/06/el-origen-de-la-entropia-y-del-desorden-social/ Una hipótesis cognitiva  Cuando una sociedad no encarna ni vive los valores básicos y esenciales de la convivencia y de la ética en la administración [...]

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Una hipótesis cognitiva 
Cuando una sociedad no encarna ni vive los valores básicos y esenciales de la convivencia y de la ética en la administración de sus proyectos, seguramente recurrirá al pernicioso hábito de declamar con cierta verborragia dichos valores y a postular recetas que, en el accionar cotidiano de sus integrantes, no se concretan ni ejecutan. Con este proceso declamatorio, y con su consiguiente desgaste físico y emocional, se inicia el desorden y comienza a transitarse el camino de la entropía y la desorganización. Pues la fantasía sobre lo que se debe hacer termina por neutralizar las decisiones y el accionar de cualquier proyecto. Este estado mental conlleva la falta de compromiso, que es, precisamente, el subterfugio para disfrazar con declamaciones, y por la vía del auto-engaño, la acción transformadora de la voluntad. 
Dado que la entropía es un proceso que afecta la dinámica de un sistema hasta ese momento estable, las posibles causas pueden ser detectadas según la naturaleza y características del sistema en cuestión. Consta por la experiencia que en las organizaciones y sistemas sociales la entropía es un estado que se gesta en los paradigmas, en los modelos mentales, en los procesos, actitudes y procedimientos que han quedado estáticos y sin evolucionar, al punto que pierden su vigencia reguladora en la dinámica y en la misma entraña de la convivencia social. 
Por eso, en los sistemas sociales la entropía y desorganización se presentan inicialmente bajo la forma de desinterés y apatía para transformar la vida personal y colectiva y de desidia por mejorar los procesos a ella ligados, en una amplia gama que comprende las emociones, la sensibilidad y el modo de pensar de los individuos y comunidades. Basta que se imagine que para lograr una meta es imposible hacerlo con sentido ético para que la ética desaparezca; basta que el desgano emocional y el desinterés dominen al sujeto, para que el lugar que deja vacío la acción acertada y honesta sea ocupado por el accionar de mentes astutas y oportunistas. 
Desde nuestra hipótesis cognitiva sobre el origen de la entropía en los sistemas sociales, ello nos lleva a indagar las actitudes y modelos mentales de los actores próximos y remotos y, a modo de hipótesis subordinada, el problema relacionado con los paradigmas de la educación. Dado que educar no consiste en un mero informar, sino en formar la mente para orientarla a un uso debido y a un grado de responsabilidad auto-impuesta, el sistema educativo como tal no debería desviarse de los parámetros conducentes al cumplimiento de la finalidad formativa del intelecto. 
Esto explica por qué la escuela, al perder su función reguladora por mantener modelos mentales rígidos y paradigmas sin evolucionar, mantiene procedimientos y procesos obsoletos sostenidos a través de una formalidad rutinaria que ulteriormente impactará en la vida e idiosincrasia social. Debido a la falta de formación y desarrollo del pensamiento crítico y creativo, se pierde la capacidad adaptativa para generar condiciones nuevas frente a los posibles cambios del entorno. Aquí surge el alejamiento de la sociedad de su punto de equilibrio que, llegado el momento, acelerará los procesos y condiciones de entropía antedichas. 
Como se puede observar, no se trata de la educación desde el punto de vista del sistema formal, sino de la mente educada, formada para actuar en función de un compromiso con los valores en dirección al fortalecimiento de los procesos que permitan que las conductas individuales y colectivas emerjan de manera fluida y natural. Esto se advierte claramente ante los problemas originados por modelos mentales y actitudes tendientes a desequilibrar las condiciones del medio ambiente y a afectar la calidad de vida, generando graves procesos de entropía 
Y cuando esta capacidad y compromiso actúan en red, según las competencias de cada sector, individuo o grupo, aparecerá la inteligencia social como un estado de bienestar y confianza. Desde esta inteligencia social, amalgamada en el compromiso y la responsabilidad por mejorar la vida y darle vigencia activa a los valores genuinos que tienden a la superación, bienestar y felicidad del ser humano, se podrán neutralizar los efectos adversos de las causas de la entropía, como serían la falta de visión orgánica de los recursos, la incompetencia y falta de idoneidad, las trabas institucionales, la corrupción y la ausencia de liderazgo. Sin una red de convergencia axiológica, se estarán gestando nuevas situaciones de desequilibrio del sistema social que, en algunos casos, podría llevar a situaciones de estrago, confusión y pesimismo. 
En tal caso, la formación de la mente dejaría de ser para algunos un lugar común y ambiguo y se convertiría en el camino efectivo para la inteligencia social, cuyo instrumento es encarnado en el valor inculcado en la propia familia y escuela. Por tal razón, el análisis de las causas próximas y remotas que inciden en el alejamiento del punto de estabilidad y equilibrio de la sociedad, coloca a la educación en un lugar central y prioritario, lo que no excluye conferirle una cuota indiscutible de responsabilidad. Pues permitiría a la mente lúcida de cada ciudadano prever y provocar saltos cualitativos promisorios para recomenzar nuevos períodos conducentes a afianzar procesos evolutivos de aprendizaje social.
Dr. Augusto Barcaglioni
 

 

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Los riesgos de no comprender la complejidad https://cognitio.com.ar/los-riesgos-de-no-comprender-la-complejidad/ Mon, 25 Jun 2012 16:14:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/06/los-riesgos-de-no-comprender-la-complejidad/ Las soluciones que surgen del mismo lugar del problema, crean nuevos problemas  Consta por la experiencia cotidiana que muchas organizaciones, desde las relativamente simples hasta [...]

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Las soluciones que surgen del mismo lugar del problema, crean nuevos problemas 


Consta por la experiencia cotidiana que muchas organizaciones, desde las relativamente simples hasta las más complejas, presentan un rasgo crítico que las afectan en su rendimiento interno y en el desarrollo de sus funciones. Ese rasgo configura un estado de “fisura”, que las presenta como “entrecortadas” por dentro, fragmentadas y atomizadas, con sectores, departamentos y equipos que mantienen un aislamiento injustificado e incomprensible, al punto tal que las decisiones a tomar y los problemas a resolver resultan cada vez más tortuosos y onerosos. Si a ello se agrega la idiosincrasia de los gerentes inseguros y la indecisión de los temerosos, la situación se vuelve caótica y hasta incontrolable, con un costo sistémico que podría conducir a un estado de entropía. 

 

La fragmentación y la dispersión de esfuerzos y recursos son el resultado y la consecuencia inmediata y palpable de la complejidad que no ha sido comprendida por quienes tienen que gestionar y conducir la organización en medio de escenarios inciertos y cambiantes. Ocurre, entonces, que al ignorar la lógica de la complejidad, se desconocen las interrelaciones dinámicas que se suceden entre los diferentes estamentos y partes del sistema, afectando así su relación e intercambio con el entorno. En tal situación, cuando hay que pensar en las soluciones éstas se tratan de encarar desde el mismo lugar en que se gestó el problema, con un criterio sintomático, lineal y dejando intactas las causas generadoras del mismo. 

 
Ello se debe al hecho de que ante la incapacidad y rigidez para comprender la complejidad inherente a la dinámica cambiante de los sistemas sociales y organizacionales (sean públicos o privados, medianos o grandes) se opta por una excesiva e ingenua simplificación que termina por ocultar las verdaderas causas de la ineficiencia y de las disfunciones. Ello conlleva a la creación de nuevos problemas y a la persistencia de los focos que enquistan y ocultan conflictos crónicos. 
 
Generalmente se atribuye la causa de la ineficiencia y el origen de las disfunciones a ciertos factores de carácter marginal, periférico o ambiental, externos al sistema. Tal enfoque tiene la característica de dejar intactos los problemas de conducción y liderazgo y soslayar la incidencia de los modelos mentales que impactan en la gestión del sistema. En tales casos, el caos proviene de la no comprensión de la complejidad y se lo atribuye a factores secundarios y externos mediante explicaciones que dejan todo sin resolver. 
 
Desde el punto de vista sistémico, el caos está en los propios protagonistas, afectados por modelos mentales sustentados por paradigmas precarios que, por lo general, conducen a la atomización y promueven la percepción de las partes aisladas, en detrimento de la organicidad del todo. Ello se observa en los circuitos técnico-administrativos engorrosos, en la yuxtaposición de criterios y en la superposición de funciones para el abordaje de los problemas y las soluciones. Pero, sobre todo, en la falta de una visión cohesiva acerca de la visión del sistema. 
 
Los problemas de hoy necesitan hombres prácticos, sistémicos y que sepan ejercer el arte de recomponer las partes dispersas y orientarlas al cauce de funcionalidad que requiere toda visión. Para esto habrá que enfrentar las resistencias de mucha gente para cambiar el punto de vista obtenido en aprendizajes pasados y que, en el presente, configuran una percepción fragmentaria de la organización. Tal limitación tiene su fuente en una cultura organizacional mantenida por una capacitación atomizada, que repite la lógica de la fragmentación e impide encarar de manera sistémica y acertada los problemas inherentes a la complejidad y a la incertidumbre inherente a los cambios evolutivos. 
 
Esto exige un nuevo modo de pensar que permita comprender en profundidad la lógica de los interrelacionamientos propios de los sistemas complejos. De allí la necesidad de que las organizaciones generen sistemas de capacitación y desarrollo tendientes al des-aprendizaje de los condicionamientos conceptuales y actitudinales de las personas. Así, mediante la superación del pensamiento lineal y de los hábitos mentales que conducen a priorizar las cuestiones menores y a continuar ingenuamente en la búsqueda de resultados inmediatos, se podrán aprovechar las fortalezas del potencial interno individual y la capacidad creativa de los equipos. 
 
A ello tiende el cumplimiento del principio sistémico de la variedad requerida, formulado por W.R.Ashby y que oportunamente aplicaremos al campo de los procesos cognitivos relacionados con la capacitación y entrenamiento en las organizaciones complejas.
 
Dr. Augusto Barcaglioni
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temas más sensibles y críticos)
 
 

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ENFOQUE PEDAGÓGICO-SISTÉMICO DEL SUFRIMIENTO https://cognitio.com.ar/enfoque-pedagogico-sistemico-del-sufrimiento/ Wed, 30 May 2012 20:07:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/05/enfoque-pedagogico-sistemico-del-sufrimiento/ Segunda Parte   El arte de pavimentar el camino del dolor   De acuerdo con nuestra nota anterior, el sufrimiento constituye el episodio terminal de [...]

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Segunda Parte
 

El arte de pavimentar el camino del dolor

 
De acuerdo con nuestra nota anterior, el sufrimiento constituye el episodio terminal de una secuencia que se va gestando imperceptiblemente a lo largo de un trayecto espacio-temporal, inadvertido en unos casos, o consentido en otros. El ejemplo de la propia vida personal nos ofrece claramente las diferentes alternativas de este proceso. Por aplicación de un principio básico de causalidad o, si se prefiere, de concatenación de elementos que tienen y ejercen una cierta con-causalidad entre sí, podríamos inferir que, de no mediar una intervención o modificación en alguna variable interviniente, los resultados adversos van a ser acordes con la naturaleza de los elementos actuantes durante esa secuencia imperceptible.
 
Ello implica que hay casos en los que la situación fallida o sufrimiento se pueden revertir o atenuar si decidimos aprender del error. Para ello, cada uno deberá aceptar y comprender el propio sufrimiento sin quedar clausurado en un remordimiento paralizante que podría llevarlo a reproducir nuevos sufrimientos. El grado de comprensión y aceptación de la realidad nos permitiría aprender creativamente de las mismas situaciones dolorosas.
 
Además de aquellos que no aprenden del sufrimiento presente, están los que allanan el camino para que el sufrimiento se instale de manera implacable. Estos últimos ejercen el arte de pavimentar el camino del dolor en sus propias vidas. La mayor parte de los seres humanos estamos expuestos a ejercer tal artesanía nefasta, pues nos dejamos llevar por la comodidad, por el placer del camino fácil, por la falta de seriedad y por la negligencia. A pesar de que de manera velada muchas veces se avizora un resultado no deseado, parecería ser que preferimos esperar el veredicto de un sufrimiento implacable. Dentro de este grupo están los que a través del ejercicio del pensamiento mágico apelan a la ilusión de que alguna circunstancia fortuita o la intervención de fuerzas cuasi-milagrosas podrán impedir el resultado que tanto se teme y desagrada. 
 
Es mediante el ejercicio del pensamiento creativo que toda persona podrá mantener su autonomía intelectual mediante la comprensión no sólo de los diferentes episodios y situaciones fallidas sino también de los procesos intangibles que le dieron origen a través del tiempo. La inteligencia tosca sólo percibe y se detiene en el episodio inmediato y en esa medida accede al sufrimiento y al dolor sin superarlo; la inteligencia creativa, en cambio, no se detiene en lo que aparece sino que genera una actividad que le permita acceder a la comprensión de ese plano intangible en que se gestan los episodios dolorosos y el sufrimiento. 
 
El sufrimiento de la guerra que se observa y padece tiene su génesis en muchos procesos intangibles que, como el egoísmo, la codicia, la manipulación y la ambición actuaron con su fuerza desmedida que en algunos casos no se pudieron observar y en otros no se quisieron detener. 
 
Y aún en los conocidos casos de indiferencia e irresponsabilidad, ello traerá como consecuencia irreversible el sufrimiento por el resultado fallido. Ello significa que si la acción de un conjunto de deficiencias personales altera el normal desarrollo de un proyecto, el resultado final será acorde con el impacto adverso de tales deficiencias. Si la indecisión, la inconstancia, la dejadez, la comodidad o la falta de voluntad estuvieron presentes, cabe suponer y prever con relativa anticipación un resultado defectuoso acorde con la naturaleza de las deficiencias intervinientes.
 

Dr. Augusto Barcaglioni
 


(Agradeceremos contestar la breve encuesta semanal, ya que una simple tilde nos permitiría aproximar nuestras notas y reflexiones hacia los 
temas más sensibles y críticos)


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Enfoque pedagógico-sistémico del sufrimiento humano https://cognitio.com.ar/enfoque-pedagogico-sistemico-del-sufrimiento-2/ Mon, 28 May 2012 22:17:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/05/enfoque-pedagogico-sistemico-del-sufrimiento-2/ El aprendizaje alivia el camino del dolor Desde una visión pedagógica y sistémica, el sufrimiento humano es un emergente a modo de consecuencia surgida de [...]

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El aprendizaje alivia el camino del dolor

Desde una visión pedagógica y sistémica, el sufrimiento humano es un emergente a modo de consecuencia surgida de factores o causas muchas veces desconocidas. De allí que cuando se conocen sus causas y se comprenden las razones de lo que se está sufriendo, el dolor tiende a atenuarse o diluirse. Aún cuando no se lo extirpe de manera total, no es lo mismo el dolor incomprendido, atribuido muchas veces a la fatalidad o a la mala suerte, que el dolor aceptado por la vía de la comprensión y el conocimiento causal del mismo.

De allí que el ser humano puede llegar a la serenidad frente al dolor cuando conoce las causas de su gestación. Y de la serenidad surge la aceptación. Esto explica cómo aquellos que han sufrido pérdidas irreparables puedan sobrellevar el sufrimiento y continuar viviendo con dignidad. 

A pesar de lo difícil que ello resulta, el inevitable sufrimiento en la vida, desde una pequeña afección física hasta la enfermedad irreversible, pasando por tantas otras formas relacionadas con situaciones irreparables que involucran los afectos o bienes personales, coloca al sujeto en una encrucijada que él mismo deberá aprender a resolver con autonomía y amplitud mental. Es la encrucijada por la que el sufrimiento se presenta como una bifurcación de opciones: o se lo comprende y acepta el veredicto de la realidad o se rehúye la comprensión de sus causas buscando formas distractoras a modo de anestesia provisoria que terminan en el resentimiento y la rebeldía improductiva. 

El modo de resolver ese punto de bifurcación diferencia la mente creativa de la mente reactiva. La mente creativa se adapta a los cambios planteados por el sufrimiento, no por la vía de la resignación pasiva sino a partir de la comprensión y el conocimiento causal. La mente reactiva, en cambio, no puede adaptarse al cambio y rehúye por vía de reacción y rebeldía a toda forma de comprensión y adaptabilidad a las nuevas circunstancias planteadas por las diversas formas en que el sufrimiento se manifiesta.

El hecho que provoca y desencadena el sufrimiento en realidad es el último eslabón visible de un encadenamiento causal no percibido con anticipación. El sufrimiento que emerge de una guerra o de un conflicto social o familiar tangible, es el acontecimiento final de un proceso causal que fue gestando inadvertidamente, o intencionalmente (como en los casos de inequidad), el episodio doloroso. Esto significa que el sufrimiento aparece tangiblemente al final de un recorrido intangible que, de haberse advertido a tiempo, podría haber evitado el dolor irreversible e implacable del presente. 

Surge, entonces, el interrogante pedagógico acerca de qué tipo de aprendizaje mitiga y neutraliza el camino del dolor. No se trata de aceptar el sufrimiento, al modo como lo hacen quienes por razones mágicas se adaptan al mismo desde una resignación anestesiante que trata de justificarlo o explicarlo de manera periférica .

Para que el sufrimiento se convierta en fuente de conocimiento y aprendizaje, es necesario llegar a la comprensión más profunda y sutil posible a fin de que, con el tiempo, emerja el conocimiento causal del mismo. Si bien la visión sistémica del sufrimiento permite el acceso a una percepción abierta y creativa ante un hecho fallido y doloroso, siempre el sujeto podrá advertir dos campos de observación cuya opción han de definir la calidad de su aprendizaje.

Un primer aspecto estaría dado en el campo en el cual un hecho adverso, como el fracaso en sus múltiples formas, la enfermedad, la pobreza, se presentan en su faz material en la que, abusando del término, serían “técnicamente explicables”. Esta explicación, si bien ayuda a comprender el dolor y el sufrimiento, no es suficiente y hasta podría resultar engañosa si el sujeto o una comunidad no llegan a un nivel de comprensión más profundo que permita calar el modelo mental del cual emerge y se origina todo sufrimiento.

Este segundo plano es el plano mayéutico, donde el sujeto o la comunidad no se distancian del hecho adverso sino que se interrogan acerca de por qué, aparte de la perversa intención del estafador o del demagogo, por ejemplo, éstos conquistaron sus mentes a través de imágenes y pensamientos engañosos y seductores. Este nivel de observación, a diferencia del primero, no separa al sujeto de los hechos sino que apunta al modelo mental, a los valores y actitudes que subyacen como causalidad próxima y remota en todo sufrimiento. Desde este campo de observación, el sujeto logra el conocimiento que lo habilitará para ejercer en la vida cotidiana la experiencia de un aprendizaje sutil y profundo.  

De allí el valor de la educación como proceso activo que debe permitir a cada individuo, y siempre en la medida que ello sea posible, conocerse a sí mismo a fin de prever y advertir con anticipada comprensión los procesos intangibles de gestación del sufrimiento. Si bien tal previsión y anticipación no es posible en términos de certeza absoluta, igualmente se hace necesario ayudar a pensar con más amplitud y a reflexionar para ponderar con ecuanimidad cada situación hostil o dolorosa.

Ello ha de exigir, tanto a los padres como a los docentes en general, promover en los jóvenes un proceso activo de ampliación de la conciencia a fin de que la comprensión habilite el fortalecimiento expansivo de la mente y la sensibilidad. Por eso, el ejercicio del arte de educar se define esencialmente en términos de superación de los modelos mentales rutinarios y de ampliación de la conciencia hacia un campo perceptivo que coloque al mismo sufrimiento humano en una verdadera oportunidad de aprendizaje y superación personal. 

La visión sistémica del sufrimiento nos conduce, por tales razones, a una percepción abierta y profunda de lo que nos sucede, sin dejarnos en la inmediatez ni en la estrechez de la pérdida o hecho fallido. Es por ello que, para un sujeto creativo y mentalmente lúcido, el sufrimiento puede convertirse en fuente de conocimiento y aprendizaje que, según los casos, podría llevar a replanteos profundos y a un cambio radical en el modo de percibir la propia vida y el mundo circundante. 

Dr. Augusto Barcaglioni

 

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El estúpido talento de emparchar problemas sin que se note https://cognitio.com.ar/el-arte-de-emparchar-problemas-sin-que-se-note/ Wed, 02 May 2012 15:14:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/05/el-arte-de-emparchar-problemas-sin-que-se-note/ El conformismo por las soluciones inmediatas oculta la causa de los problemas La manía de emparchar los problemas sin que se note es un hábito [...]

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El conformismo por las soluciones inmediatas oculta la causa de los problemas

La manía de emparchar los problemas sin que se note es un hábito que atasca la búsqueda de las verdaderas soluciones a instancias de la comodidad y del placer del camino fácil. Es un hábito muy vinculado con el intento de ejercer una suerte de violencia de la uniformidad en las mentes y la sensibilidad de quienes pretenden solucionar los problemas mediante el consumo de recetas fáciles y demagógicas.  

Frente a lo que hay que hacer, muchos prefieren hacerlo a medias y sin que se note, con la paradoja de que resulta más oneroso ocultar las causas de los problemas que resolverlos. Así, en los diferentes campos de la vida social, en lo político, en lo familiar y personal, en quienes tienen poder y lideran o en quienes se subordinan, en jóvenes y adultos, está presente esa perniciosa e ingenua habilidad de simular y ocultar las causas reales de los problemas invirtiendo en “remiendos” costosos que perpetúan y/o anestesian los males.

Esta habilidad, que aparece como un verdadero talento, refleja más que nada la estupidez humana, ya que se manifiesta en el ocultamiento de los problemas suavizando o debilitando los síntomas visibles. Ello responde al modelo sintomático y quien lo practica en el campo de la medicina, por ejemplo, termina por no curar y quien lo hace en el terreno de las decisiones públicas termina despilfarrando recursos sin haber resuelto los problemas que afectan la vida social.

Esta habilidad es una suerte de apelación a la “cosmética distractora”, con costos superiores a los de la prevención y el tratamiento causal que, en el caso del médico o del decisor político u organizacional, conduce a dilatar las soluciones y a empeorar cada vez más la situación.

En términos pedagógicos, esa “vocación cosmética” ya viene insinuándose en la actitud de los padres conformistas que, interesados y seducidos por el resultado inmediato, se quedan en lo meramente sintomático y superficial, utilizando una energía de ocultamiento que enmascara las causas reales de los problemas. Esta evasión de la realidad impide educar en una libertad responsable que conlleve la existencia de límites flexibles.

Y la situación se empeora y agrava cuando al docente, con el aval de padres adictos al éxito a toda costa, se lo evalúa y considera favorablemente sólo por las apariencias de los resultados de un examen esporádico y circunstancial y no por la capacidad adquirida por los niños y adolescentes para realizar un proceso acertado y preciso.

Cuando el docente actúa con creatividad y responsabilidad profesional y pedagógica, nadie elude las exigencias y el esfuerzo. Así, en sentido macro, el sistema educativo debería instrumentar políticas para aplicar los recursos sin cosméticas ni zurcidos invisibles a fin de poder resolver los problemas inmediatos y urgentes sin afectar la formación de los educadores y hacerlo desde una impronta más profesional, creativa e innovadora. 

En realidad, este arte de refaccionar lo viejo y de emparchar las cosas sin que el parche se note, es posible gracias al zurcido invisible de la ignorancia y la distracción. Con el tiempo, tal distorsión conduce a que todas las energías se agoten en remendar lo viejo para que siga sobreviviendo a las costumbres, a la comodidad, a los procedimientos obsoletos y al estilo de vida que por ciertas razones de conveniencia, intereses y/o ignorancia no se quieren cambiar.

Dado que los individuos no han aprendido a observar los hechos concretos, dejan de estar atentos y se someten a un modelo que no respeta la búsqueda de las soluciones reales. Es así como la falta de iniciativa se convierte  en el caldo de cultivo de un estado de violencia que termina por nivelar y uniformar la mente y ejercer una falta de visión de lo esencial. 

Dr. Augusto Barcaglioni

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UN PROBLEMA FILOSÓFICO Y ESENCIAL https://cognitio.com.ar/un-problema-filosofico-y-esencial/ Mon, 16 Apr 2012 12:09:00 +0000 http://cognitio.com.ar/2012/04/un-problema-filosofico-y-esencial/ El peor de los problemas es aquel que permanece oculto En nuestro portal intentaremos trabajar para ir perfilando ese problema que, si bien no aparece [...]

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El peor de los problemas es aquel que permanece oculto

En nuestro portal intentaremos trabajar para ir perfilando ese problema que, si bien no aparece de manera explícita, se mantiene oculto en la mayoría de quienes nos preocupamos por la ecología, por la educación, la economía, la política y la calidad de vida de la gente.

Mientras no resolvamos ese problema oculto las cosas se mantendrán en ese estado de entropía que caracteriza a los sistemas en estado de desorganización. El problema que tenemos tiene una raíz filosófica y cultural. Consiste que en la sociedad del conocimiento éste es considerado como un producto terminal, como un producto estático al que todos podemos acceder y consumirlo tal como es ofrecido.

Ya lo advierte H.Gardner cuando analiza críticamente la educación americana, señalando a tales productos como el sistema notacional de la cultura, alejado de todo proceso constructivista que se enriquece en el intercambio –también constructivo- de los diferentes actores.

Dado que el conocimiento se va gestando creativamente, ese proceso requiere una mirada puesta en la capacidad constructiva de las personas y grupos, bajo riesgo de volver a consumir culturas provistas desde un enfoque patrimonial y estático. De allí emerge la visión lineal y anti-sistémica de la educación y el aprendizaje.

De allí que, siguiendo la línea sistémica de los modelos mentales (M. Maruyama, P. Sengue, B. Banathy, G.Jumarie, P.Vendryes, H. von Foerster, H.Maturana-Varela, G.Bateson ), se hace necesario instalarnos en el plano de los procesos cognitivos como condición de posibilidad para renovar, incrementar y sostener creativamente los conocimientos que se van adquiriendo mediante la función constructiva de la inteligencia.   

Ignorar en todo diagnóstico organizacional la influencia causal de los modelos y procesos mentales es dejar sin resolver los problemas que, en la periferia del sistema, aparecen y asoman  como efectos y resultados. En tal esquema lineal se tratarán de abordar los problemas y situaciones críticas desde un modelo sintomático de resultados con alcances limitados e insuficientes.

Dr. Augusto Barcaglioni

 

 

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