Puerta abierta en medio del desierto: metáfora del futuro docente

Cómo se están formando actualmente los futuros docentes

Obsolescencia de los procesos de aprendizaje y desplazamiento de la inteligencia

En nuestros días se advierte, a la luz de la creciente pérdida de la calidad educativa, que los futuros docentes del sistema se están formando con profundas contradicciones y discrepancias respecto de los escenarios en los que deberán actuar. El libreto curricular es siempre el mismo, regido por un paradigma conductista que, a lo largo de más de un siglo, los institutos superiores de formación docente vienen imponiendo mediante modelos de carácter mecánico, lineal y reduccionista que conducen a la inmovilidad del pensamiento y de la acción de los potenciales docentes.

En ese marco anti-pedagógico, los futuros maestros y profesores (que deberán atender y formar a niños y adolescentes pertenecientes a un escenario dinámico, complejo y cambiante), se están formando no sólo con contenidos obsoletos, sino también con una dependencia a normas inoperantes y a procedimientos en desuso que los inhabilitará para responder a las fluctuaciones y cambios con velocidad y agilidad.

En ausencia de una formación pedagógica que les brinde conocimientos y competencias adaptativas y acelerativas, prevalece en dichas instituciones una  actividad curricular sesgada y centrada en la secuencia lineal de los contenidos temáticos. Con ello, se busca adaptar pasivamente la mente a imágenes estáticas e inmovilizar el funcionamiento sistémico de los procesos cognitivos mediante condicionamientos uniformes que nivelan y oscurecen la inteligencia de quienes aspiran acceder a una formación idónea para enseñar y para ayudar en el futuro a mejorar y a elevar las condiciones mentales y emocionales de niños, adolescentes y jóvenes.

El desplazamiento de los procesos orientados al uso debido de la inteligencia, promueve en los futuros educadores una serie de funciones de retardo sistémico que los someterá a un anquilosamiento mental rígido y dañino. Por tal motivo, carecerán de las capacidades y competencias necesarias para responder de manera creativa e innovadora a las exigencias de una gestión didáctica acorde con la expansión de los conocimientos y con la irrupción de nuevas herramientas y métodos que permitan el acceso autónomo a los mismos.

Una rápida y elemental observación de los procesos didácticos en las aulas actuales de los institutos de formación docente, permite advertir la fragmentación de los contenidos, el diseño de actividades rutinarias que tienen pautada la respuesta y la planificación de un proceso cuya rigidez mutila el conocimiento y abruma la mente con una sobrecarga de estímulos carentes de interés. En ese sentido, utilizando una metáfora, diríamos que un alto porcentaje de los docentes del sistema se comportan al modo de puertas diseñadas (a veces con minuciosa responsabilidad) en medio del desierto.

Según una encuesta abierta, realizada al personal docente y alumnos avanzados de diez institutos superiores de formación docente pertenecientes a la Provincia y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, acerca de los paradigmas pedagógicos que rigen la actividad didáctica de tales instituciones, se pudo advertir tres categorías de docentes:

  • Docentes conductistas, que enseñan contenidos a través de informaciones estáticas que reiteran sin modificación alguna a lo largo de las sucesivas cohortes de alumnos. Alrededor del 70% de los docentes encuestados utiliza los contenidos de la enseñanza como estructuras fijas que fomentan e incitan en los alumnos el uso de la memorización mecánica.
  • Docentes pseudo constructivistas, que teorizan un discurso constructivista que encubre prácticas conductistas. Es así como el 25% de los docentes, pertenecientes en su mayoría al campo de las ciencias sociales, se definen como  constructivistas, pero en sus prácticas áulicas, tanto por la forma de enseñar como de evaluar los aprendizajes que imparten, adoptan modelos ostensiblemente conductistas, rígidos y con contenidos lineales despojados de hipótesis.
  • Docentes constructivistas, representados por una ínfima minoría, que hacen pensar con acierto y rigor aplicativo los diversos contenidos de estudio sin estar sometidos a la rigidez de los mismos. Para ello, ponen énfasis en el desarrollo cognitivo y en la formación de las operaciones mentales para formar el hábito intelectivo para plantear hipótesis y resolverlas de manera colaborativa. De esta manera, cada estudiante podrá desarrollar su sentido crítico y aplicar los contenidos que va experimentando a través de la propia experiencia y el intercambio grupal.

Esto permite afirmar que, aún en nuestros días, en las aulas de la mayoría de los institutos superiores de formación docente, tanto los docentes conductistas como pseudo constructivistas, guardan una dependencia tal a los contenidos de aprendizaje que, al mismo tiempo que convierten a éstos en el centro del proceso de aprendizaje, desplazan y marginan los procesos orientados al desarrollo cognitivo de los estudiantes.

Podríamos decir que en la medida que los estudiantes incorporen contenidos sin haber desarrollado previamente las bases motivacionales y cognitivas requeridas para un aprendizaje eficaz, el proceso quedará amputado por ese reduccionismo, llevando a los futuros docentes a una burda e incomprensible desmotivación y falta de estímulos para aprender y adaptarse de manera continua.

Aquí  nos encontramos con la gran paradoja educativa, signada por la ineficiencia y la pesadez de un sistema de formación docente que, frente a los avances indiscutibles de la ciencia y la tecnología y el cambio de las expectativas y demandas sociales, los conocimientos impartidos no son tales, sino meras informaciones que carecen de vida, ya que quedaron canceladas en una meseta de informaciones vacías. Es así como, alejado del modelo constructivista,  el perfil de los egresados guardará una distancia y anacronismo que, con el tiempo, convertirá la acción del futuro docente en un campo de mala praxis por su irrelevancia social y cultural.

Es allí donde, en un escenario de grandes posibilidades creativas e innovadoras, la idoneidad adquirida por muchos docentes vendría a comportarse como esa puerta abierta en medio del desierto. Ello lo corrobora la ilusoria percepción de un diseño formativo donde el entorno social y la comunidad sufren el impacto y las consecuencias del vacío de un perfil docente que muchos educadores en la actualidad buscan des-aprender. Ello requiere responder con decisión y optimismo al desafío de cuestionar los viejos paradigmas y de re-aprender desde un modelo mental y motivacional más adaptativo y abierto.

Dr. Augusto Barcaglioni

Links:

http://cognitio.com.ar/2012/10/albert-einstein-no-aprobaria-un-concurso-docente/

Los docentes del futuro… ¿están realmente capacitados para enseñar a pensar?

 

 

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Dr. en Ciencias de la Educación. Profesor de Lógica y Psicología (UCA). Contacto: barcaglioni@hotmail.com.ar