Las dos principales actitudes que podemos asumir al manejar los conflictos de pareja los ilustra el conocido dilema del prisionero. Tal como lo presenta Stephen Litllejohn.
Dos hombres son arrestados por un crimen. Una vez colocados en celdas separadas, deben decidir si confesar la falta o callar.
Tienen varias opciones:
- Si uno confiesa pero el otro no el confesor saldrá en libertad mientras que su amigo quedará en prisión durante veinte años.
- Si ambos confiesan, los dos recibirán cinco años de cárcel.
- Si ninguno confiesa, los dos pagarán solo un año de cárcel.
Recordemos que no pueden comunicarse. Esto significa que además de no poder ponerse de acuerdo, ninguno podrá saber que ha decidido el otro.
¿Cuál es entonces el dilema?
Básicamente es cooperar o competir.
Cooperar significa aquí que ambos callen pues es la única opción que les depara un año de prisión.
Competir, por el contrario equivale a confesar: cinco años de cárcel si ambos confiesan, pero veinte años para el que calle. Esta última opción colocaría a uno en la posición de ganador (sale en libertad) y al otro en la de perdedor (Veinte años de prisión)
Salta a la vista que la mejor opción para ambos es cooperar, no competir, la actitud de cooperación, no la de competencia es también la que mejor funciona entre las parejas a la hora de enfrentar los desacuerdos grandes y pequeños. Y es así por que la cooperación es la actitud propia de las parejas que se ven a sí mismos como miembros de un mismo equipo: O los dos ganan o los dos pierden. No conciben la idea de que uno resulte ganador y otro o perdedor.
Como bien apunta el escritor Gary Chapman: “El objetivo de la resolución de conflictos no es eliminar nuestras diferencias; Es aprender a trabajar como equipo, usando las diferencias como recurso para hacer que nuestra vida sea placentera”
Precisamente aquí radica una de las grandes diferencias entre los conflictos destructivos y los constructivos.
En los destructivos al menos una de las dos partes se siente insatisfecha, ya que piensa haber perdido algo como resultado del conflicto. En los constructivos; ambos participan de las decisiones que los afectan y ambos sienten haber ganado con los resultados.
En su relación ¿qué papel está jugando el conflicto: una puerta o una pared?