Cómo evitar el apego y la acumulación de cosas sin sentido
Ante la complejidad y la sobre-estimulación constante, hay que simplificar. La simplificación es la capacidad de manejar la propia vida de manera libre y sin ataduras en medio de la multiplicidad de objetos, situaciones y posibilidades.
Cambió el mundo y no podemos seguir acumulando las cosas que ya son antiguas ni tampoco aferrarnos de manera compulsiva a la utilización de instrumentales tecnológicos orientados al confort y a la comodidad.
Para vivir con más agilidad y soltura en medio de un mundo cada vez más complejo que invade las mentes con imágenes distractoras, agresivas y llenas de frivolidad, deberíamos replantear ciertos comportamientos y no acumular dentro de nosotros ni aferrarnos a lo que nos sobra e impide un trayecto ágil y liviano en el trayecto de la vida. Por eso, para evitar el apego y la acumulación de cosas sin sentido, se hace necesario:
- No acumular informaciones que se desactualizan rápidamente.
- No acumular títulos y prestigio cuando van en detrimento del bienestar psico-emocional.
- No acumular trofeos ni recordatorios.
- No acumular bienes suntuarios que comprometen nuestra autonomía.
- No acumular ropa y objetos viejos y sin uso.
- No acumular libros que no serán leídos y rápidamente desactualizados.
- No acumular recuerdos de momentos pasados.
- No vivir apegados a creencias y certezas que inmovilizan la mente e impiden captar el cambio de la vida y la evolución de la naturaleza.
- No aferrarse a la seguridad ni a la previsibilidad de una vida sumergida en los cambios permanentes.
- No aferrarse a la riqueza ni a la comodidad que lentifican la búsqueda de soluciones.
- No aferrarse al consumo alienante de las modas tecnológicas.
Tales procesos de desapego en busca de la autonomía e independencia personal, exige pensar con rapidez y agilidad para comprender los procesos serenos y progresivos de la evolución de la naturaleza y del desarrollo cultural y científico-tecnológico.
A ello debe agregarse que nuestro modo de ser, de pensar y actuar deben surgir de nuestra íntima convicción, sin pretender invadir ni condicionar los comportamientos y los valores relacionados con los demás. Este proceso exige, a fin de mantener nuestra autonomía, un insoslayable trabajo "puertas adentro" que permita nuestro fortalecimiento interno y un conocimiento más profundo y acertado de nosotros mismos a fin de dominar nuestra vinculación con las cosas.