¿Querer ser uno mismo o ser uno más?
Todo ser humano tiene en el fondo de sí mismo una fuerza que se expresa en esa voz interna que no siempre es escuchada. Quienes puedan escucharse y bucear dentro de sí mismos podrán navegar con confianza en el propio ser interno a pesar de las turbulencias de los conflictos y problemas.
Pero sucede muchas veces que en medio de los torbellinos del dolor y del desgarro, la mente comete la torpeza de no sentir, valorar ni escuchar al talento que trata de expresar lo mejor de nosotros mismos.
En tal sentido, cabría preguntarnos cada día si hoy podremos sentirnos mejor que en el pasado:
- Si en medio de todos los problemas que tenemos…
- Si a pesar de las cosas que nos preocupan…
- Si a pesar de haber fracasado en cosas importantes…
- Si a pesar de sentirnos solos o insatisfechos…
- Si a pesar de lo que tenemos que hacer sentimos desgano y apatía..
- Si a pesar de que el tiempo no alcanza…
Si a pesar de estas y otras cosas que nos pesan, nos preocupan y entristecen, somos capaces de escuchar dentro nuestro el suave y a veces imperceptible sonido de un talento que expresa lo mejor de nosotros mismos, podremos experimentar que poseemos en nuestro mundo interno una capacidad que nos va a sostener en la realización de nuestros proyectos para vivir mejor.
Pero puede ocurrir que nuestra mente, por no ejercer la función de pensar ni reflexionar, nos induce a una serie de torpezas y desaciertos que nos impide sentir esa fuerza interior que existe en todo ser humano. Por eso vivimos con miedo y preocupaciones paralizantes que achican y estrechan el horizonte en que puede desplegarse nuestro talento.
Aprender a vivir es empezar a sentir lo mejor de nosotros mismos y ello nos llevará de la mano hacia las soluciones y metas que buscamos. Pero es necesario reconocer ese ser interno, tener confianza y sentirnos capaces en medio de las adversidades.
Por tal razón, una nueva pedagogía, a diferencia de la pedagogía tradicional que generó serias dificultades para desarrollar el talento, debería partir del reconocimiento del propio potencial y de las capacidades que cada uno posee a fin de que comience, a partir de allí y al decir de Max Scheller, la reconstrucción escultórica de la propia vida.
De esta manera, quizás tengamos más conciencia y decisión para enfrentar con confianza y sin temores la gran encrucijada que la vida nos presenta a cada instante y que se expresa en el dilema trascendental que oscila entre querer ser uno mismo o querer ser uno más.
Dr. Augusto Barcaglioni