El modo de ser del docente incide en los aprendizajes
Todo el mundo considera que los alumnos no aprenden porque carecen de motivación, están influidos por los medios, viven seducidos por las novedades o les falta voluntad y ganas de superarse. Esto se consideró como una regla universal, poniendo el peso de la baja calidad educativa en los mismos alumnos, dejando al docente afuera del circuito de responsabilidad y fracaso.
Si bien en verdad que los alumnos podrían actuar de otra manera, ésta no es una mirada estrictamente pedagógica, ya que tanto el niño como el adolescente son y actúan, poseen valores o carecen de ellos, según los estimulo del ambiente. Es desde esta mirada pedagógica que se debe evaluar y considerar el bajo rendimiento escolar. La función del educador no es educar a niños y adolescentes ya formados, sino formarlos y ayudarles a ser mejores a partir del estado en que se encuentren.
En general, los alumnos no aprenden porque:
- Observan que quien enseña no vive lo que enseña.
- Advierten que quien enseña no está entusiasmado con lo que enseña.
- Ven al docente como alguien que dice lo que hay que hacer sin dar el ejemplo.
- Se dan cuenta que el docente tiene separada su vida real con lo que dice que debe ser la vida.
- No enseña un método para aprender y mejorar el rendimiento.
- Le interesa solo el contenido como patrón de aprendizaje.
Estilos docentes según la capacidad de impacto en los alumnos
Si observamos la dinámica del cuerpo directivo y de los docentes en las instituciones educativas, se advierte que el planteo institucional de la educación lamentablemente no gira en optimizar la capacidad mental y la sensibilidad de los alumnos, sino en la organización externa del contenido. Por tal razón, y al margen de si hay un dominio del contenido por parte del docente, el proceso pedagógico le exige a quien educa la capacidad de adaptabilidad del contenido a las circunstancias y al estado mental de quienes aprenden a fin de hacer conocer y hacer pensar dicho contenido.
Conforme con la actuación del docente en el proceso áulico, nos encontramos con cinco estilos diferenciados entre sí y que enumeramos según el siguiente orden:
- Estilo centrado en el programa y en la información. El docente no tiene registro del grupo y considera que enseñar consiste en transmitir información. No contesta preguntas; y si las contesta, no las aprovecha como oportunidad emergente para plantear hipótesis. Sin predisposición emocional para la comunicación grupal, plantea un proceso lineal y rígido de transmisión de datos e informaciones. Por eso, el alumno apela a la memorización forzada y no trabaja hipótesis.
- Estilo centrado en un registro selectivo del grupo. Sin dejar de dar prioridad al programa y a la información a transmitir, el docente posee un registro parcial del grupo. Contesta las preguntas y trabaja con quienes lo escuchan o muestran interés. No domina la localización espacial del grupo, llegando a preferir y considerar a los "seguidores pasivos” y sumisos. A semejanza del estilo precedente, el docente carece de herramientas metodológicas para integrar al grupo, en virtud de carecer de la predisposición emocional para la comunicación. Por eso, y como en el caso anterior, el alumno apela a la memorización forzada y no trabaja hipótesis.
- Estilo centrado en el intercambio informal y ameno. A diferencia de los anteriores, este tipo de docentes tiene muy buena comunicación con el grupo y registra a sus integrantes en un nivel óptimo. Pero no enseña, convierte las reuniones en un intercambio ameno sin gestar procesos de aprendizaje. No trabaja hipótesis y se caracteriza por el carácter dañino y negativo de las consecuencias adversas que en el plano individual y social podrán experimentar y sufrir los alumnos en el futuro.
- Estilo centrado en el desarrollo de la capacidad para pensar. El docente trata de motivar y generar una dinámica favorable al intercambio y a la comunicación. Plantea hipótesis, las promueve y hace pensar el contenido. Tiene la capacidad de ejercer con paciencia y mucha creatividad el arte de enseñar a pensar, evitando la memorización mecánica de contenidos estáticos.
- Estilo centrado en el desarrollo de la sensibilidad. El docente plantea hipótesis, las promueve y hace pensar y sentir el contenido. Tiene la capacidad de integrar la dinámica grupal y la gestión del conocimiento en una óptima síntesis. Por tal razón, es entusiasta y genera actividades inclusivas de todos los alumnos.
Podríamos decir que estos cinco estilos de docentes tienen como correlato cinco estilos de alumnos. Es un correlato lineal, por el que el docente, en virtud de su modo de ser y pensar, incide en la forma de aprender de los alumnos. Esto también explica por qué el alumno no aprende. Un alumno pasivo sale de su pasividad si el docente es creativo e innovador; y a la inversa, un alumno creativo que indaga y pregunta, probablemente, y en caso de no animarse a preguntar o confrontar por el estilo rutinario del docente, termine en la pasividad de los procesos de aprendizaje.
En otro sentido, al alumno le resultará difícil revertir los efectos negativos de cómo está aprendiendo o aprendió si los docentes fueron rutinarios, pero podrá hacerlo con facilidad, e incluso mejorar y consolidar el aprendizaje que está logrando o logró, en caso de haber realizado procesos coordinados por docentes creativos y flexibles.
Dr. Augusto Barcaglioni