SÍNDROME DEL MORIBUNDO HAMBRIENTO QUE EXIGE COMER
Aunque para sus allegados refleja la vitalidad de querer vivir, de energía y apetito para seguir viviendo, en la realidad refleja y sintetiza la inutilidad con que el moribundo vivió su vida. Sin pena ni gloria, sólo mira la satisfacción inmediata provocada por una necesidad que le oculta y no le deja ver el momento más trascendente de su vida: pasará del binomio blando-duro al movimiento sutil, sereno y pacífico de un mundo incorpóreo.
Si no piensa más allá de sus necesidades, su mente y su sensibilidad fueron desplazadas por el deseo de seguir aferrado a un mundo que parece no haber comprendido.